Recopilar  mi trabajo en artes visuales,  no es una labor fácil, sin embargo, aunque una imagen dice más que mil palabras es importante tener en cuenta que la mayor producción de un artista es su vida misma, que debe ser acorde a su pensamiento. Finalmente empecé a escribir y me di cuenta que, aunque el color y el arte han sido mi pasión realmente lo que me interesa es la vida y los matices que tiene en cada vivencia, el encanto de la vida, lo hermosa que es, y como cada quien la ve y la vive.

 Por otra parte, un artista no solamente crea una obra de arte, la labor más importante de un artista es su motivación, que es una intención, aunque al final el resultado sea diferente al que espera, siempre hay una producción que sintetiza su pensamiento. Escribir y contar lo que ha sucedido y la razón de ser de mi obra explica mi oficio como artista, una actividad poco convencional comparada con otras ocupaciones. Pintar cuadros podría ser una utopía como estilo de vida, saber desde siempre que este era mi trabajo fue una de las batallas más grandes sobre todo por aceptar que se es distinto y que me enfrente a la vida desde mi propia perspectiva sin que esta sea más o menos que la de los demás.

El color puede resultar ser un mundo mágico en el cual se puede adentrar y vivir en una dimensión en la cual las vibraciones y el sentimiento funcionan para comunicar, la fuerza se percibe como una energía que potencia la vida, el arte visual y la estética armonizan la vida y la equilibran dando sentido a los espacios para el disfrute del alma, como también sucede con la música y todas las artes. Dar gusto a los sentidos es un placer con el que se conecta el alma, por algo siempre se ha dicho que los artistas estamos entre el cielo y la tierra, por ello nos deleitamos con las artes.


Cada quien tiene su propia filosofía de vida, lo más aburrido que puede suceder es que otro trate de imponer la suya a los demás, cuando todos tenemos vidas y retos diferentes, creo que incluso resulta ofensivo. La mía por ejemplo se centra en las diferencias, en que todos somos distintos, por lo tanto, se debe respetar al otro para hacer este mundo más tolerante, evitando los conflictos, que en ocasiones empiezan pequeños entre los niños y terminan en grandes guerras políticas y religiosas, pasando por la intolerancia a las inclinaciones sexuales y raciales entre otras.